sábado, 19 de febrero de 2011

Calzado y marcha atlética.

Os adjunto un interesante artículo de Antonio Amigo, donde nos habla de zapatillas para marcha, que pesos deben tener, tipos de zapatillas y su función.

No os lo podéis perder!



El peso del calzado en la marcha atlética

En este artículo quiero tratar un poco en profundidad un aspecto de la indumentaria del marchador que a veces no se le pone la atención suficiente, y es el peso del calzado que empleamos, sobre todo a la hora de competir.
Los marchadores somos básicamente los “velocistas del fondo”, pues vivimos básicamente de nuestra frecuencia de piernas y de la resistencia de dicha frecuencia que logremos atesorar mediante nuestro entreno.
Desde hace tiempo las zapatillas empleadas por todos nosotros son las típicas zapatillas de competición para competiciones de asfalto, caracterizadas básicamente por su ligereza. El problema es que no todos los modelos son igual de ligeros, y ahí está la clave.
A modo de ejemplo voy a dar algunos datos de peso de diferentes zapatillas que poseo y utilizo para marchar (el peso se refiere a una sola zapatilla):
Adidas Adizero Pro (2009) 168gr.
New Balance 205 RCWR (2007) 195gr.
Adidas Adizero Adiós (2010) 220gr.
Aquí vemos claramente que la diferencia entre la más ligera y la más pesada puede llegar a ser de 52gr. en cada zapatilla (104gr. en el par).
Ahora hagamos unos sencillos cálculos.
Pongamos que la zancada media de un marchador sea de 0,8m. de longitud, por ejemplo.
Así tenemos que el marchador habrá de dar 1250 pasos en cada kilómetro recorrido (1000m. / 0.8m.). Si lo extrapolamos a una competición convencional de 20km. Nos da una cifra de 25.000 pasos. En el caso de una carrera de 50kms. El resultado sería de 62.500 pasos.
Ahora tomemos la cifra de peso de la zapatilla más ligera (168gr.) y averigüemos el peso total que el atleta moverá al final de esa carrera de 20kms. (0,168kg. x 25.000 pasos). El resultado nos da una cifra de 4200kg. En el caso de la distancia de 50kms. la cifra sería de 10.500kg.
Como vamos viendo las cifras son importantes, de más de 4 y 10 toneladas de peso trasladado o desplazado durante el tiempo que empleamos en completar la prueba.
Tomemos ahora el peso de la zapatilla más pesada y calculemos lo mismo. El resultado es de 5.500kg. y 13.750kg. respectivamente. Cifras aún más importantes.
Vemos claramente que la diferencia de peso desplazado en una prueba de 20km. puede llegar a ser de 1300kg. , y de 3250kg. en la prueba de 50km.
Estamos “desplazando” gratuitamente 1300kg (más de 1 tonelada!!) simplemente por haber empleado una zapatilla ligeramente más pesada que otra (solo 52gr. más pesada).
En el caso de una prueba de 50km. el problema aún se agrava más, pues pasamos de las 3 toneladas desplazadas!
Creo que queda bastante demostrado cuanto puede afectar a nuestra marca personal en competición la elección de una zapatilla u otra en función de su peso.
Hay que tener en cuenta que el peso de la zapatilla no afecta en gran medida a la fase de apoyo (la que va desde el talonamiento con el suelo y acaba en el impulso posterior), sino a la fase de recogida de la pierna para lanzarla hacia delante y buscar el siguiente talonamiento.
Esta fase de recogida se ha de realizar con la mayor celeridad posible, pues de ahí depende en gran medida la frecuencia de piernas que puede alcanzar el marchador. Y en esta fase el peso de la zapatilla es crítico, pues el marchador ha de acelerar dicha pierna (recordemos con un peso incorporado a su extremo más distal, esto es, la propia zapatilla) lanzándola hacia delante hasta que logra el siguiente contacto del talón contra el suelo. Y en este “lanzamiento periódico” el peso resulta crítico.
El experimento es muy fácil de comprobar. Cojamos un péndulo, o sea, una barra articulada en su extremo superior y fijémosle un peso en su extremo inferior. Comprobaremos fácilmente que cuanto más peso se disponga en el extremo más nos costará imprimir aceleración al péndulo, pues la inercia que genera el peso se opone a ello.
Ese péndulo del ejemplo anterior no es más que la pierna del marchador durante la fase de recogida-lanzamiento.
Por esa misma razón solo he considerado el peso de una sola zapatilla para efectuar el cálculo y no el de las dos sumado, pues el peso solo afecta individualmente durante la fase comentada, siendo su efecto muchísimo más despreciable en la otra fase, la de apoyo e impulsión (en esta fase es el cuerpo el que debemos acelerar mediante nuestro impulso contra el terreno, y por tanto, el peso de la zapatilla es insignificante comparado con el del propio cuerpo del marchador).

De todo lo expuesto se podría deducir rápidamente que basta con buscar las zapatillas más ligeras para mejorar automáticamente la marca personal del atleta.
El asunto no es tan sencillo, pues el marchador no solo ha de desplazarse lo más rápidamente, sino que ha de hacerlo respetando la correcta ejecución de la técnica de la marcha, cumpliendo así el reglamento.
Por mi propia experiencia puedo afirmar que la perfección en la ejecución de la técnica para el marchador es inversamente proporcional al peso situado en el extremo de sus extremidades (las zapatillas). A menor peso del calzado, mayor posibilidad de pérdida de contacto a velocidades altas. Con mayor peso, está tendencia se minimiza, pues tendemos a marchar más rasantes sobre el terreno.
Tenemos pues, que la manera más sencilla de “asentar” el contacto de un marchador con el pavimento es disponer más peso en sus extremidades, ya sea mediante un calzado más pesado o incorporando unas tobilleras lastradas a sus tobillos. Esto es fácil de comprobar mediante el uso de una cámara de video, filmando al marchador a su velocidad de competición con mayor o menor peso en sus pies.
Así resulta que, por una parte, utilizar un calzado más ligero nos va a garantizar una mejor marca en competición, pero a la vez, cuanto más ligero sea este, mayor énfasis deberemos poner en la ejecución de la correcta técnica de marcha, sobre todo para evitar la pérdida de contacto.
Calzado más ligero = mayor velocidad = más pérdida de contacto
Calzado más pesado = menor velocidad = menor pérdida de contacto
La decisión, por tanto, corresponde a cada uno.

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